Alguien despierta cuando aún las calles están quietas. Le asoma el alba pero todavía es de noche. La metrópolis sigue dormida. Eso no es para todos. Abre los ojos y resurge. Los cierra mientras otro le dice que no se puede. Horas de ida. Horas de vuelta. Infinidad de multitudes no pueden ya ocultarse. Es la hora. Se abre una puerta y se cierra otra. 

Es el tiempo que corre, el que produce, el que no se puede perder aunque alguien se pierda en él. No se puede parar. Es un continuo irrefrenable que se sumerge a toda velocidad. Es un cuerpo exhausto, rendido. Se para. Se sienta. Se retuerce. Se vuelve dolor. Se hace carne. Se conoce y reconoce en el cansancio. 

Retornemos al momento en que la resistencia se vistió de siesta.

“No tengo sueño yo”, dice una chola en un mercado boliviano mientras otra joven confirma que “nos desvelamos y nos llega el sueño al día siguiente”. Hay que “vengarnos del cansancio” concluyen desde los Andes mientras miran con ojos de poesía al mercado, al puesto de venta como cama, como lugar de abandono y sueño. 

Con admirable sencillez y como huracán de realidad en el cortometraje “Vengarnos del sueño”, la líder del colectivo anarco-feminista Mujeres Creando en Bolivia, María Galindo Neder*, invita a concretar “un sueño del que no nos despierte nada ni nadie, ni bocinazos, ni colas, ni nuevos negocios, ni deudas, ni amores traicioneros, ni amores borrachos. Un sueño del que no despertemos, parecido a la muerte, pero vivas”. 

En una entrevista periodística, Galindo hablaba sobre “nuevas formas de desobediencia, formas de expresiones estéticas muy atrevidas, alevosas (…) de mujeres que toman la calle como medio de subsistencia. Mujeres que se tienen que trasladar muchas horas para montar su puesto de venta y que, por lo tanto, toman la siesta de mediodía, sabrosa, soleada, maravillosa, en la calle. Que nadie se atreva a despertarla. Ese evento es muy poético”, decía.

En los últimos tiempos se han dado diversas formas de resistencia surgidas desde organizaciones sociales o artísticas. Desde descansatones comunitarias en México; “La Gran Siesta” con la cineasta chilena-española Celeste Barriga, y hasta la creación del Ministerio de la Siesta donde su fundadora, la artista y activista, Tricia Hersey, aborda al descanso como justicia racial y social. “El simple hecho de ver un cuerpo negro en reposo es radical, liberador. Es libertad. Es impactante. Y lo hago. (…) Quería que la gente me viera acostada, simplemente ver a una mujer negra en este cuerpo acostada en una cama en pleno día mientras ustedes me observan. No se están acostando, yo me estoy acostando, y voy a adueñarme de este espacio” decía a la prensa.

Ahora bien. ¿A quién resistimos? ¿Es el tiempo libre entendido como bienestar individual? ¿Por qué las grandes luchas colectivas han sido las que han puesto en alto al descanso como derecho? ¿Es autocuidado? ¿Es privilegio? Parar, pernoctar, no es otra cosa que resistir, un acto político que habilita dejar de poner el cuerpo al servicio de la producción. 

Cansarse hasta perecer

“Bienvenidas todas las resistencias. La resistencia al capital es parar de trabajar. No se pone el cuerpo para que sea físicamente explotado por el capital. Todas las luchas contra el capital son en cierta forma parar la explotación física y mental del cuerpo humano al servicio de la acumulación. Y bienvenidas todas las formas en que se encara”, expresa José Castillo*, Investigador y Profesor Universitario en Argentina.

Cabe remarcar que “el capitalismo nació esclavizando al trabajo. Cuando se logró reducir la jornada laboral, producto de las luchas, el capitalismo no murió porque el otro mecanismo de extraer plusvalía es por plusvalía relativa, es decir vía productividad. Allí se amplió el tiempo libre, pero en los últimos 50 años eso se revirtió. La crisis capitalista global hace que cada vez se trabajen más horas porque vuelven las largas jornadas. Nuevamente el tiempo libre tiende a desaparecer. Esa es la característica del siglo XXI”.

El descanso en el capitalismo tiene solo un lugar ínfimo, “el mínimo indispensable para que la fuerza de trabajo no se muera, se reproduzca y pueda seguir existiendo. El ser humano está por fuera del momento en que es simplemente un apéndice de la máquina. El trabajador alienado en su puesto de trabajo, sobreexplotado con resultados físicos negativos sobre su cuerpo que se va desgastando prácticamente hasta la muerte”.

Múltiples temporalidades 

Karina Bidaseca* es una pensadora feminista especializada en estudios poscoloniales y feminismo en Argentina y desde su expertiz elige abordar el tema “desde las temporalidades” porque entiende al “tiempo como una variable no unívoca, no occidental, no lineal. Un tiempo circular, que es el tiempo propio, el ritmo propio que cada ser tiene desde que se reproduce, nace, tiene su desarrollo y muere. Ese tiempo cíclico, que es el de la vida”. 

Afirma que “es el tiempo que hoy está intentando ser vorazmente capturado por la lógica capitalista de la velocidad digital en el cual se constituyen subjetividades capitalistas que no respetan el tiempo de cada quien. El tiempo singular de la vida en sentido filosófico pero también la cosmovisión de este tiempo, la cosmopolítica de cómo yo pongo el cuerpo en el centro desplazando el ser, que es la cosmovisión filosófica occidental que habla del ser luego existir para poner el cuerpo en el lugar y en ese cuerpo el ritmo del tiempo que tiene que ver con un ciclo natural que se intenta interrumpir, obturar”.

La referente en la materia expresa que “trabajo con las múltiples temporalidades, con los conceptos que vienen del Indhi y Grandi que provienen de multiplicidades. Es decir, Occidente intentó imponer una línea abismal, una flecha que iba del subdesarrollo al desarrollo y de la idea de barbarie a la civilización o el progreso”.

América Latina y el Caribe, es decir “Abya Yala como continente, preexiste a la temporalidad cristiano-occidental y ha demostrado que hay múltiples temporalidades que los pueblos indígenas hablan de una forma circular de vivir, de habitar el tiempo y el espacio”.

Este escrito no pretende ser exhaustivo ni mucho menos, en sus conceptos. Es solo una manera de plantear diferentes perspectivas para desandar la vida atravesada por el colonialismo, capitalismo y patriarcado y acercarlas al público lector. Busca dejar una ventana abierta para seguir leyendo…

Referencias

*María Galindo Neder es psicóloga, activista militante del feminismo radical, escritora y comunicadora, cofundadora y líder del colectivo anarco-feminista Mujeres Creando, referente de lucha feminista en Bolivia. Ha publicado diversos libros, artículos y ensayos en medios académicos e independientes publicados en diversos países del mundo. También ha presentado performances y producciones cinematográficas. Más información en el sitio de Mujeres Creando.

*José Castillo es Licenciado en Economía (UBA) y Magister en Administración Pública. Es Investigador y Profesor Universitario de Grado y Posgrado.  Miembro de Economistas de Izquierda (EDI). Es dirigente nacional de Izquierda Socialista. Miembro y Socio fundador de la Sociedad Latinoamericana de Economía Política y Pensamiento Crítico (SEPLA). Más información sobre su trabajo en su sitio web.

*Karina Bidaseca es una pensadora feminista especializada en estudios poscoloniales y feminismo. Doctora de la Universidad de Buenos Aires en Ciencias Sociales; Magister en Investigación en Ciencias Sociales y Lic. en Sociología. Es investigadora independiente, docente de grado y posgrado en el Doctorado en Sociología. Sus artículos sobre teoría feminista contemporánea, raza y colonialidad fueron publicados en numerosas revistas. Más información sobre la editorial que dirige El Mismo Mar.

Imágenes:

Cansados de la vida, Ferdinand Hodler

https://historia-arte.com/obras/cansados-de-la-vida

El sueño (La cama), Frida Kahlo

https://www.fridakahlo.org/the-dream-the-bed.jsp

Instalación en el Museo del Barrio, Liliana Porter 

https://www.elmuseo.org/exhibition/liliana-porter-other-situations/#installation-images

La Méridienne, Vincent Van Gogh

https://www.musee-orsay.fr/es/obras/la-meridienne-750

1 comment on “De venganza y liberación: cuando “parar el cuerpo” implica existir por fuera de la máquina

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